Francés crea ‘Bionicohand’ su propia mano biónica con impresión 3D
|Nicolas Huchet, un francés de 32 años que a los 19 perdió la mano derecha trabajando en una fábrica, ha convertido su discapacidad en motor de innovación y emprendimiento, de forma que ahora fabrica prótesis biónicas de bajo presupuesto a partir de una impresora 3D y hardware open source.
El proyecto de Huchet se llama «My Human Kit» y, más que un concepto tecnológicamente revolucionario, quiere provocar un cambio social, ya que aspira a que cualquier discapacitado del mundo pueda fabricarse su propia prótesis gracias al conocimiento compartido gratuitamente por otras personas en su misma situación.
El dispositivo en sí se llamará Bionicohand y podría costar entre 1.100 y 1.600 dólares, frente a los cerca de 70.000 dólares que valen las versiones comerciales. Su iniciativa ha llamado la atención del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT), que la pasada primavera lo seleccionó entre los 10 jóvenes más innovadores de Francia.
Su historia, relata, es la de un chico que «no sabía muy bien qué hacer con su vida» y al que le gustaba el trabajo manual. Así llegó a la fábrica en la que perdió la mano en un accidente laboral en el 2002, lo que motivó que se formara como diseñador mecánico y, más tarde, como técnico de sonido. El Estado francés le costeó una mano robótica, con un mecanismo de pinza y apariencia real. Hasta que en un centro de rehabilitación en el 2012 aprendió a servirse de una mano mioeléctrica: una nueva generación de prótesis «en las que se pueden mover todos los dedos». Pero la Seguridad Social francesa no financia las modernas manos mioeléctricas o biónicas.
Por casualidad, Huchet descubre el mundo ‘maker’ en el FabLab de Rennes (Francia), que son laboratorios de fabricación digital abiertos a todos e inmediatamente se plantea si sería posible construirse su propia prótesis. A cambio, en ese centro experimental y participativo de Rennes, le dijeron que tendría que compartir sus investigaciones para que otros también pudieran hacerse sus propias manos. Ahora presenta con orgullo en diversas ferias de electrónica Bionico Hand, la prótesis que se hizo para sí mismo con partes impresas en 3D y hardware open source.
Las prótesis mioeléctricas cuentan con electrodos que detectan la corriente de contracción muscular y la amplifican para generar una señal electrónica. Dicha señal llega a un microprocesador como una orden de flexión o extensión de los dedos. “En esencia es una mano robótica cuyas instrucciones vienen de los músculos del brazo y no de un programa de ordenador”, explica Huchet. Se trataba de adaptar el diseño de la mano del robot a las necesidades de una prótesis y averiguar cómo controlarla con los sensores mioeléctricos.
El prototipo actual consiste en dos sensores que detectan la contracción de dos músculos y que trasladan esas señales a una placa Arduino. Las interpreta como órdenes de abrir o cerrar la pinza, que es la forma de la mano utilizada para agarrar un objeto como un vaso, por ejemplo.
El objetivo de Huchet es dotarlo de mayor movilidad para lograr realizar otras funciones como la pinza lateral, cerrar el puño para asir con fuerza, o utilizar sólo el dedo índice para señalar o pulsar teclas y botones. El resultado sería algo similar a las prótesis avanzadas disponibles en el mercado, pero a una fracción de su coste. “Esto requiere de más sensores y más motores, lo que aumenta el peso de las prótesis normales hasta hacerlas inviables, pero Bionico Hand al ser de plástico de impresión en 3D será más ligera”, explica el joven francés.
La prótesis es solo el comienzo, ya que el objetivo es crear un ‘handylab’, es decir, un laboratorio dedicado a la reparación del cuerpo para personas con discapacidad. «Podemos sobrevivir y ayudar a personas. No vamos a cambiar el mundo, pero podemos participar», concluye Huchet.
El diseño de Bionico Hand ha sido galardonado en diversas ferias en Roma (Italia), París (Francia) y San Francisco y Nueva York (EEUU). Fruto de este éxito Nicolas Huchet ha creado My Human Kit, una fundación mediante la cual canalizar el proyecto y colaborar con entidades como la Universidad Johns Hopkins (EEUU) y el Instituto de BioRobótica de Pisa (Italia) y, en un futuro, ampliar el rango de productos desarrollados de manera abierta y económica para gente con necesidades especiales.
Fuente: technologyreview | publico